Agradecimiento de las Almas a devotos
Agradecimiento de las Almas a devotos
1. Punto Primero
Vean aquí el día feliz; hoy, con las numerosas comuniones y sufragios que los fieles han ofrecido al Señor, no sólo en ésta, sino en tantas otras Iglesias, muchas de aquellas almas, ayer tan afligidas y desgraciadas, han pasado a ser dichosas habitantes y príncipes felicísimos de la Corte celestial. Ya ven cara a cara a la Hermosura Majestad infinita; ya poseen a Dios, que contiene en sí cuanto hay de amable, de grande, delicioso y perfecto. Su entendimiento ya no puede experimentar ni más alegría, ni más suavidad, ni más dicha.
¡Ay, si pudieses, amado cristiano, penetrar hoy en aquella dichosa patria y contemplar el transporte de aquellos Bienaventurados! ¡Qué enhorabuena, qué abrazos se dan de tan amorosos! ¡Qué cánticos entonan en acción de gracias al Dios de las misericordias y a los generosos cristianos que las han sacado del Purgatorio! ¡Oh, cómo dan por bien empleadas las penas que en este mundo padecieron!
¡Oh, con cuánta alegría están diciendo cada una de ellas: “Dichosas confesiones y comuniones; penitencias y obras buenas que yo practicaba; dichosas las burlas y escarnios que yo sufría por ser devota! ¡Y con qué magnificencia pagáis, Señor, hasta los sacrificios más pequeños e insignificantes que hice por vuestro amor!”
¿No quisieras, cristiano, tener tú la misma suerte? Pues, pelea contra las pasiones; que sin pelear no se alcanza victoria; sin penas, no hay felicidad.
Medita un poco sobre lo dicho.
2. Punto Segundo
¡Y qué dicha, cristiano, la tuya, si has logrado librar del Purgatorio a alguna de aquellas almas! El cielo debe a tus sufragios el nuevo regocijo y la nueva gloria accidental que ahora experimenta. Y aquellas almas dichosas te deben la libertad, y con ella la posesión de una divinidad infinita. ¿Qué suplicas, pues, tan fervorosas no harán a Dios por ti? ¿En qué necesidad podrás encontrarte que no cuiden de socorrerte? ¿Qué empeño pondrán en conseguirte las gracias necesarias para vencer a las tentaciones, adquirir las virtudes y triunfar de los vicios?
Y si alguna vez te vieres en peligro de pecar y de caer en el infierno, ¡con cuánto más celo que el pueblo de Israel lo hizo en fervor de Jonatás, dirán al Señor:¿Y permitirás, oh gran Dios, que se pierda eternamente un cristiano que me ha librado a mí de tan horribles penas? ¿No prometiste que alcanzarían misericordia con el prójimo? ¿Y consentirías ahora que cayese en el infierno aquel que con sufragios me abrió las puertas del cielo?
¡Ah, dichoso cristiano, cuánto envidio tu dicha! “Persevera, y tienes segura la palma de la gloria.”
Medita un poco lo dicho, encomienda a Dios las almas de tu mayor obligación y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.
3. Ejemplo, oración y obsequio
Santa Gertrudis, aquella esposa tan regalada del Señor, había hecho donación de todos sus méritos y obras buenas a las Almas del Purgatorio; y para que los sufragios tuviesen más eficacia y fuesen más aceptos a Dios, suplicaba a su Divino Esposo le manifestase por que alma querría que satisficiese. Se lo otorgaba a su Divina Majestad y la Santa multiplicaba oraciones, ayunos, cilicios, disciplinas y otras penitencias, hasta que el Alma hubiese salido del Purgatorio.
Sacada una, pedía al Señor que le señalase otra, y así logró librar a muchas de aquel horrible fuego. Siendo ya la Santa de edad avanzada, le sobrevino una fuerte tentación del enemigo, que le decía: “¡infeliz de ti! ¡Todo lo has aplicado a las Almas del Purgatorio, y no has satisfecho todavía por tus pecados! Cuando mueras, ¡qué penas y tormentos te aguardan!"
No dejaba de acongojarla este pensamiento, cuando se le apareció Cristo Señor nuestro, y la consoló diciendo: “Gertrudis, hija mía muy amada: no temas; los sufragios que tú ofreciste a las Almas del Purgatorio, me fueron muy agradables: tú no perdiste nada; pues en recompensa no sólo te perdono las penas que allí habías de padecer, sino que aumentaré tu gloria de muchísimos grados. ¿No había prometido yo dar el ciento por uno, pagando a mis fieles servidores con medida buena, abundante y apretada ?”.
“Pues mira, Yo haré que todas las almas libertadas por tus oraciones y penitencias te salgan a recibir con muchos Ángeles a la hora de la muerte, y que, acompañada de este numeroso y brillante cortejo de bienaventurados, entres en el triunfo de la Gloria.”
Oración a las benditas Almas liberadas del Purgatorio por los sufragios ofrecidos durante esta novena
¡Oh Almas dichosas y felices, a quienes nuestro dulcísimo Jesús acaba de admitir hoy en su Patria Celestial! Las felicitamos, y damos en nombre de toda la Iglesia mil enhorabuenas por esta dicha tan grande. Unimos nuestra alegría con la de ustedes y con la de los Ángeles y Serafines; juntamos nuestras acciones de gracias con los cánticos y alabanzas que ustedes entonan al Creador por tan inestimable beneficio.
Sí, Almas santas y dichosas; alégrense: ya se han acabado para ustedes las penas y tristezas, las aflicciones y trabajos, los peligros y tentaciones de esta miserable vida. Sólo les queda una eternidad de descanso, de alegría, de delicias y de bienaventuranzas infinitas. ¡Qué dicha también la nuestra, si con estos sufragios les hemos acelerado la posesión de tanta gloria.!
Sí, triunfen en el Cielo; pero no hagan como hizo aquel ingrato copero de faraón con José: no olviden a sus pobres hermanos, que militamos aún en este valle de lágrimas: vuelvan una mirada compasiva sobre nosotros: ¡miren de cuántos y cuán feos enemigos nos vemos rodeados! Ahora que son tan poderosas delante de Dios, intercedan por nosotros, para que, siendo fieles y constantes en su servicio, podamos con su compañía alabarlo y glorificarlo un día eternamente.
Cinco Padrenuestros, cinco Avemarías y un Gloria a las cinco llagas de Cristo Señor nuestro en sufragio de las benditas Almas del Purgatorio.
Obsequio
Formar una firme resolución de ofrecer todas nuestras obras satisfactorias en sufragio de las pobrecitas Almas, realizando o renovando nuestro voto de ánimas.
Responso
V. No te acuerdes, Señor, de mis pecados.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
V. Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
V. Dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz que no tiene fin.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Padrenuestro.
V. De la puerta del infierno
R. Saca, Señor, sus almas.
V. Descansen en paz.
R. Amén.
V. Señor, oye mi oración.
R. Y llegue a Ti mi clamor.
Oremos . Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
V. Dales, Señor, el descanso eterno.
R. Y brille para ellos la luz que no tiene fin.
V. Descansen en paz. Amén.