En el post anterior hablamos de la importancia de tener un proyecto personal para que nuestra vida pueda dejar un legado contundente. También mencioné que este proyecto consta de cuatro patas esenciales: amor, trabajo, cultura y amistad…Pero, ¿qué pasa si no tengo un proyecto personal? Hoy en día es muy común escuchar a gente joven decir que no saben que los ilusiona al levantarse por la mañana.
La psiquiatra Marian Rojas afirma que gran parte de este desconocimiento de la misión personal viene por un desconocimiento previo de la persona. Si no me conozco, si no sé qué es lo que me gusta y lo que no, difícilmente lograremos trazar un proyecto a largo plazo.
En palabras de Séneca, “no hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige”.
Entonces el primer paso consiste en hacer el esfuerzo por conocernos a nosotros mismos. Vivimos en una sociedad tan abrumada por la sobreinformación que no sabemos a quién creer o a quién seguir.
Hay un exceso de oferta de “modelos” de vida en los medios y redes sociales, pero muchos de ellos con poco contenido y mensaje en lo que publican. Y es que al final del día, cuando llegamos a casa después de un día largo de actividades, al encontrarnos a solas con nosotros mismos concluimos que la felicidad no se vende. No hay farmacias que vendan comprimidos ni médicos que prescriban la receta.
Conocernos significa construir un modelo de identidad.
Este modelo se encuentra directamente relacionado con nuestra personalidad. Según Enrique Rojas, la personalidad tiene 3 caras: herencia, ambiente y experiencia de la propia trayectoria. Esto significa que la personalidad se construye a lo largo de toda nuestra vida y nunca es una tarea concluida.
“En la sociedad de la comunicación en la que vivimos nos sentimos atraídos y llevados, bombardeados por una ingente cantidad de información y de datos, que, a la larga, aportan poco al crecimiento personal. Se suceden las imágenes negativas, las noticias sombrías, los personajes sin mensaje…Y no es que no haya gente emulable, sino que los grandes medios tienden a escoger sujetos vulgares, de escaso interés”. (Enrique Rojas, ¿Quién eres?)
Es importante conocer nuestra personalidad porque de esta manera no solo comprenderemos por qué sentimos o actuamos de determinada manera, sino que también podremos evaluar el nivel de simetría entre lo que hacemos y lo que decimos, es decir, la coherencia tan necesaria para sacar adelante nuestro
proyecto personal.
No seremos felices si primero no nos hemos encontrado a nosotros mismos.
¿Cómo puedo saber lo que quiero si no estoy seguro de saber quién soy? El acto voluntario de intentar encontrar nuestra identidad puede ser doloroso y hasta puede despertar aspectos de nuestra propia vida con los que no nos encontramos cómodos. Pero este salto al interior es necesario: necesario para reconciliarnos con nuestro pasado (si fuera necesario), con nuestras expectativas hacia el futuro e incluso con la manera en que dialogamos con nosotros mismos.
“La felicidad no es lo que nos pasa, sino cómo interpretamos lo que nos pasa”. Marian Rojas.
Es por esto que es clave entender de dónde vengo, dónde estoy parado hoy y hacia dónde apunto.
“Hacé lo que quieras, es tu vida”, se suele escuchar seguido. “Da igual lo que elijas,
sé feliz y viví el momento”.... pero a medida que vamos descifrando nuestra identidad,
nos damos cuenta de que no todo da lo mismo y de que gozamos de una
dignidad incalculable.
Muchas veces hacer lo que nos da la gana es más fácil. Pero hacer lo que tenemos que hacer, conocer la responsabilidad que tenemos ante nuestro destino, ese sí es un camino complejo. Hacer lo que nos dé la gana nos habilita a no pensar en profundidad, a no cuestionarnos a nosotros ni al resto del mundo. Nos desliga de nuestra unión con los demás. Hacer lo que nos da la gana no conduce a construir un legado.
“Hoy podríamos afirmar que las formas de vida desestructuradas se han popularizado, se han democratizado. La actualidad, como hemos comentado, nos trae modelos humanos inconsistentes, con poca densidad; vidas caracterizadas por la permisividad y el relativismo.” (E. Rojas)
Por eso muchas veces nos encontramos caminando de manera muy desorientada.
Es una tarea crucial entonces, preguntarnos sobre nuestros principios: ¿Qué virtudes sostienen mi vida? ¿Bajo qué aspectos decido vivir?
Cuando estamos seguros de quiénes somos y hacia donde vamos, no hay obstáculo externo ni circunstancia dolorosa lo suficientemente dañina como para hundir nuestro proyecto personal.
Es fundamental la construcción y fortalecimiento de la personalidad para proteger nuestra autoestima, nuestra dignidad y a crecer en madurez.
“La persona es fachada e intimidad: lo de fuera está al alcance de cualquier análisis, pero la intimidad necesita una labor de espeleología, descubrir la vida por dentro, lo que ha pasado, los hechos que la jalonan. La persona tiene ventanas, pero también cerrojos. El último reducto de cada cual alberga la idea de quién es, a lo que aspira, los fracasos y las conquistas. Para llegar a este fondo inequívoco de la persona es preciso cruzar una selva espesa, desbrozando los senderos de los sentimientos, las costumbres, los hábitos, las pasiones, la inteligencia, la afectividad…” (E. Rojas)
Cuando nos animamos a conocernos y entendemos de fondo por qué nos sentimos de una manera o de otra, aprendemos a sacar lo mejor de nosotros mismos: eso que nos hace únicos e irrepetibles y que nadie más puede dar por nosotros.
Puede ayudarnos encontrar modelos de individuos virtuosos, exitosos en su vida personal y profesional para no solamente entender qué cambios dentro de mí son necesarios para acercarme a lo que quiero ser y conseguir, sino a identificar las claves necesarias para ese cambio. Muchos de esos modelos no son famosos, o no tienen cuenta de Instagram, pero existen y asumen el desafío cotidiano de querer ser mejores y tirar con sus proyectos hacia adelante.
“La vida de cada uno es un arte entre posibilidades y realidades, entre el talento y la voluntad de no darse por vencido. Cuando el proyecto personal es atractivo, positivo, esperanzador y capaz de incluir en su seno una porción de humanidad, es difícil abandonar y venirse abajo. Fuertes en la adversidad. Sólidos en la dificultad. Alegres al tener las ideas claras y la mirada puesta en la meta.” (Rojas, La ilusión de vivir)
Es momento de dejar de buscar afuera para encontrar lo que necesitamos dentro. El exceso de información produce ansiedad, nos desorienta.
¿Cómo encontraremos lo que necesitamos si no sabemos lo que necesitamos?
Mirar una vidriera o hacer shopping de emociones para ver si conseguimos alguna rebaja o una meta de nuestro talle solamente nos dispersa. En estos contextos no somos verdaderamente libres de elegir, porque no elegimos lo esencial, lo que se corresponde plenamente con quienes somos.
Este es el primer paso, mis amigos, adentrarse en el alma para así lograr pilotear nuestra vida. Te aseguro que el trabajo es arduo y lleva tiempo. Pero puedo decirte que da mucho fruto porque lo he experimentado y lo sigo haciendo hasta el día de hoy.
Hacé el intento por conocerte profundamente, andá hasta el núcleo de tu persona. Ahí está legado esperando para ser desenterrado.
Termino con una frase Marian Rojas:
“Sueña en grande, actúa en lo pequeño".
Ese es mi lema. Construye castillos en el aire cuando seas capaz de levantarlos...
Plantearse objetivos y poder celebrarlos en la meta es importante, porque disfrutar con la pelea por esos objetivos ya nos está conectando con lo bueno de la vida.
Si nos obsesionamos con conseguir por conseguir, nos pasaremos la vida sin gozar cada momento.
El acierto es que cuadre la ecuación entre las expectativas y lo que vamos logrando. Reinventarse y no perder la ilusión son dos buenos timones que merecen la pena.”
Nos vemos en el próximo post!
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