NO SE TRATA DE VOS. El propósito de tu vida excede a tus propios logros, a tu tranquilidad, o incluso a tu felicidad. Es mucho más grande que tu familia, que tu carrera o que tus sueños y anhelos más grandes. Si querés saber por qué existís, tenés que empezar con Dios.
Naciste por su voluntad y para su propósito. La búsqueda del propósito de vivir intrigó a la gente por miles de años. Eso pasa porque solemos empezar por el punto de partida errado: nosotros mismos. Nos hacemos preguntas egoístas como: ¿Qué quiero ser?, ¿Qué tengo que hacer con mi vida?, ¿Cuáles son mis metas, mis anhelos, mis sueños para el futuro?. Enfocarnos en nosotros mismos nunca va a poder revelarnos el propósito de nuestra vida.
Contrario a lo que te dictan muchos libros conocidos, películas y cursos, no vas a encontrar el sentido de tu vida buscando en tu interior. Es muy probable que ya lo hayas intentado. No te creaste a vos mismo, por lo tanto, no hay manera de que puedas decirte para qué fuiste creado.
Si te entregaran un invento que nunca viste, no sabrías para qué sirve ni tampoco el ingenio te lo podría decir. Solo el inventor, o el manual de instrucciones, podría revelarte el propósito de ese invento. Enfocarnos en nosotros mismos nunca podrá revelarnos el propósito de nuestra vida.
No podés llegar a la conclusión de tu existir centrándote en vos mismo. Dios es tu punto de partida, tu Creador. Existís tan solo porque Él quiere que existas.
Fuiste creado por Dios y para Dios, y hasta que lo entiendas, tu vida no va a tener ningún sentido.
Solo en Él encontramos nuestro origen, nuestra identidad, nuestro sentido, nuestro propósito, nuestro significado y nuestro destino.
Cualquier otra ruta termina en un callejón sin salida. Muchos tratan de usar a Dios para su propio beneficio, pero eso es antinatural y está condenado al fracaso. Fuiste creado para Dios, no al contrario; la vida consiste en permitir que Él te use para sus propósitos y no en que vos lo uses a Él para los tuyos.
Por lo general podés lograr alcanzar una meta si ponés todo tu empeño. ¡Pero tener éxito y cumplir el propósito de tu vida son dos temas muy distintos! Podrías alcanzar todas tus metas y ser un triunfador de acuerdo con los estándares del mundo, y aun así no saber la razón para la cual Dios te creó.
Por eso necesitas más que un asesoramiento de autoayuda. El sacrificio es el camino, para encontrarte a vos mismo, a tu “verdadero yo”.
¿Cómo descubrís, entonces, el propósito para el que fuiste creado? Tenés solo dos opciones: La primera es especular. La mayoría prefiere esa. Hacen conjeturas, adivinan, teorizan. Cuando la gente dice: «Yo siempre pensé que la vida es…», en realidad quiere decir: «Esta es la mejor suposición que se me ocurre».
Durante miles de años, grandes filósofos especularon y discutieron acerca del sentido de la vida. La filosofía es un tema importante y tiene su utilidad, pero cuando hay que definir el sentido de la vida, aun los filósofos más sabios especulan.
Fuiste creado por Dios y para Dios, y hasta que lo entiendas, tu vida no va a tener ningún sentido. Por suerte hay una alternativa a la especulación acerca del significado y el propósito de vivir, y es la revelación. Podemos considerar lo que Dios reveló con respecto a la vida. La manera más fácil de entender el propósito de un invento es preguntarle al inventor. Lo mismo pasa cuando querés saber la razón de tu vida: preguntale a Dios. Todo comienza con Dios. Dios no es tan solo el punto de partida en tu vida, sino la fuente de ella.
Necesitas fundamentar tu existencia en las verdades eternas y no en la psicología de moda, la motivación del éxito o los testimonios emotivos.
1. Encontrás tu propósito e identidad al tener una relación con Cristo y una devoción íntima con la Santísima Virgen.
2. Dios pensó en vos mucho antes que vos en Él. Lo que designó para vos precede al momento en que fuiste concebido. Lo planificó desde antes de que existieras, ¡y sin tu participación! Podés elegir tu carrera, tu esposa/o, tus pasatiempos y muchos otros componentes de tu vida, pero no te toca elegir tu propio designio.
3. El propósito de tu vida es parte de un designio mucho más vasto, uno que Dios planeó para la eternidad.
Quizás sentiste confusión en cuanto a tu propósito en la vida. ¡Felicidades!, estás a punto de entrar en la luz... No dejés de leer estos posts en las publicaciones siguientes, activá la alarma para notificaciones y suscribite a nuestro canal de YouTube y redes sociales.
Te dejamos algunos puntos para reflexionar…
Pensando en mi propósito:
Punto de reflexión: No se trata de mí.
Versículo para recordar: «En Él fueron creadas todas las cosas. Todo fue creado por
Él y para Él». Colosenses 1,16
Pregunta para considerar: A pesar de toda la publicidad que me rodea, ¿qué puedo hacer para recordar que la vida consiste en vivirla para Dios y no para mí mismo?
Magdalena, para charlas CAT